Un pueblo tan pequeño como Burgui tuvo su protagonismo, como sujeto paciente más que nada, en la conquista de Navarra. Así que creemos que bien se merece unas líneas. Trataremos de ceñirnos a lo acaecido en el pueblo, aunque nos referiremos también al marco general, para encuadrar los acontecimientos que afectaron al pueblo.
El 19 de julio el ejército castellano
salió de Vitoria, y el 21 cruzó la frontera por la Barranca-Burunda. El duque
de Alba apenas encontró resistencia, salvo un grupo de roncaleses en Oskía. El rey de Navarra, Juan III de Albret, y su
esposa, Catalina, huyeron a Francia.
Conquistada
la Navarra peninsular, las tropas del duque de Alba pasaron a la Baja Navarra,
a la que sometieron sin encontrar apenas resistencia. El duque realizó obras de
cierta envergadura en San Juan de Pie de Puerto para convertir esta villa en
plaza fuerte, y en ella se estableció. Pero
pronto la estancia comenzó a volverse harto
difícil para el duque y sus tropas: estaban mal comunicados con el reino de
España, con un ejército debilitado por las privaciones y las enfermedades, escaseaba
la intendencia, el tiempo no acompañaba, la salud se resentía…
Si
entre los castellanos de ultrapuertos la situación era tan apurada, todo lo
contrario sucedía en el bando del legítimo rey de Navarra. Las tropas francesas
de Luis XII,aliado por el tratado de Blois, le podían prestar ayuda. Además los
ingleses –aliados de España por la Liga Santa- se habían retirado de Guipúzcoa.
Era el momento de intentar la reconquista.
Bien
pronto se ideó un plan de invasión y reconquista. De las tres alas, nos centramos sobre todo en el ala izquierda del ejército, dotada de 2.000 lansquenetes, 4.000 gascones,
1.000 hombres de armas y 7.000 aventureros. En total, unos 15.000 hombres. Al
mando de este cuerpo iba Juan III de Albret (rey de Navarra) y el general francés La Palice. Debían ocupar rápidamente
el valle de Roncal y cortar el paso al duque de Alba en Roncesvalles en su
presumible retirada desde la Baja Navarra hacia Pamplona.
El 15 de octubre de 1512
salían las huestes de don Juan y La
Palice de Sauveterre, en la Baja Navarra, hacia el valle Roncal. En el puerto
de Ochagavía encontraron una banda de 500 beamonteses que les hizo perder un
tiempo precioso. Mientras, en Lumbier las tropas del capitán castellano Valdés, sabedoras del plan de don Juan y La
Palice, ocuparon el castillo de Burgui para detener a los que ellos llamaban los ‘franceses’. El 19 de
octubre La Palice inició el asalto al castillo de Burgui
defendido por la guarnición mandada por Valdés, quien contaba con un millar de
hombres. Valdés se defendió valientemente y resistió dos días a un ejército
quince veces más numeroso, hiriendo o matando a cuatrocientos hombres, y
muriendo finalmente en el empeño.
L. Correa, cronista de la campaña, del bando
del rey católico, precisa la causa de la muerte de Valdés: “Y otro día
tornólos a combatir (a los
defensores del castillo), y dio el combate por tres partes (lados),
donde Valdés, peleando por su honra, y para mostrar a sus infantes (soldados)
lo que habían de hacer, fue traspasado por dos saetas y muerto”. Herido de dos saetas y muerto el jefe, el
ejército de don Juan tomó el castillo, en tanto que los castellanos que aún
quedaban con vida se rindieron.
Conquistado
el castillo de Burgui, el ejército de don Juan emprendió la marcha hacia
Pamplona, pero avanzaba con una lentitud
exasperante. Tanto que el duque de Alba, logró salir de la Baja Navarra y se
adelantó, de modo que estaba ya en Pamplona cuando las tropas de don Juan
llegaron a sus murallas. Sólo diremos, como
es sabido, que el intento de conquistar la capital del reino terminó en rotundo
fracaso.
¿Cómo
quedó Burgui tras el paso de las tropas de don Juan? Completamente asolado y
arruinado. Hay que recordar que las tropas de la época estaban compuestas en
gran parte por mercenarios procedentes de distintos puntos (alemanes, gascones,
albaneses...). Tales tropas de suyo
debían percibir un sueldo (la soldada), pero con frecuencia, los reyes y
capitanes no les abonaban su sueldo, y, como compensación, hacían la vista gorda, o incluso,
les animaban a los saqueos y pillajes.
Así
no extrañará que Burgui quedara arrasado: cantidad de cadáveres de ambos bandos
y de no pocos vecinos sin enterrar, las casas expoliadas de ropas, alimentos,
dinero, y de todo lo que podía tener algún valor, el pueblo quemado
parcialmente, muchas mujeres violadas, hombres maltratados o linchados...
Tan
desolado quedó el pueblo, que el propio Fernando el Católico, a quien Burgui y
el Roncal no le despertaban simpatía alguna por ser mayoritariamente partidarios
del bando enemigo de los agramonteses, se interesó por la situación del pueblo.
Desde
Valladolid mandó diversas misivas. El 18 de Enero de 1513 comunica al
Marqués de Pomares de Sigüés que se preocupe de que les sea restituida la ropa, ganados y hacienda a los
vecinos de Burgui y Urzainqui, perdidos en la guerra. También ordena que sea reconstruida a
expensas de las personas que en el Reino de Navarra fueron hostiles al Rey
Católico. El 11 de Julio de 1513 ordena que a los de Burgui se les entreguen 800 ducados de oro en la
persona de Pedro de Uztárroz, alcaide que fue de la fortaleza de Burgui. El 11
de septiembre de 1514 dice en una carta
a los alcaldes y jurados del valle en la que les ordena que, no habiendo
hecho gran cosa después de un año (largo, casi dos) para la reedificación del pueblo de Burgui,
el importe de las hierbas del valle se destine para la reconstrucción del
pueblo.
A
propósito del castillo de Burgui, diremos que no fue mandado derribar por
Cisneros, sino al contrario, mandado reparar y reponerlo de pertrechos. De
hecho fue reparado y contó durante algunos años con alcalde y una pequeña
dotación de soldados. Pero poco después de 1520 sería abandonado porque
había perdido su valor estratégico
para el rey de España, Carlos I. Sus piedras sillares se emplearían en
la nueva iglesia que, a la sazón, se estaba levantando de nueva planta.
Pero,
a pesar de este primer revés de 1512, el
rey de Navarra seguía empeñado en reconquistar su reino. Cuatro años más tarde de
nuevo parecían soplar los vientos a su favor. Entre los partidarios de don Juan
en la Alta y Baja Navarra se respiraba
un ambiente prebélico, que aumentó con la muerte de Fernando el Católico
el 23 de enero de 1516. Los agramonteses creían que ahora la reconquista sería pronta y
definitiva. Francia también prometía mucho a don Juan de Albret, aunque a la
hora de la verdad todo se redujo a buenas palabras y ánimos. Al final el rey de
Navarra solo pudo reunir un pequeño ejército, compuesto por bearneses y gascones,
vascos y agramonteses exiliados.
De
nuevo nos vamos a fijar solo en el ala del ejército que guarda relación con
Burgui. Nos referimos a las tropas del mariscal de Navarra, don Pedro, cuya inmediata misión era entrar en
el valle Roncal. Las huestes del mariscal
se pusieron en marcha hacia el Roncal al inicio de la Semana Santa 17 ó 18 de
marzo de 1516.
¿Qué
ocurrió con este cuerpo del ejército? Preferimos que lo cuente el propio mariscal
don Pedro, preso en Atienza en mayo de 1516: ...dijo que en ciertos días del
mes de Marzo de este año (1516) entraron en el reino de Navarra por el
val del Roncal con cierta gente, con intención
y fin, que, visto que era muerto el señor rey don Fernando (el
Católico), con cuya persona expiró si alguna obligación se tuvo...., vino a
tomar el dicho reino de Navarra o la parte que pudiese y restituirle al rey don
Juan y a la reina doña Catalina, sus señores, a quienes les parece que
pertenece el dicho reino, y porque expresamente
se lo mandaron y encargaron. Y
que cuando movió este confesante de Salvatierra de Bearne, que traía mil y
doscientos hombres a su pensar (mando); y que cuando pasó el puerto de val de Roncal no venían con él
más de seiscientos hombres, pocos más o menos, porque los otros se volvieron
escondidamente sin su sabiduría (sin su conocimiento), los cuales eran
vascos, bearneses y franceses y navarros.... dijo que, viniendo por el val de
Roncal, le vinieron a obedecer y ofrecer
obediencia a este confesante (el
mariscal) en nombre del rey don Juan
los del val de Roncal, y ofrecieron dar doscientos hombres y dieron ciento
veinte; y val de Salazar vino allí a dar
obediencia y ofrecieron trescientos hombres y después no le dieron ninguno; y
los del val de Aézcoa vinieron a ofrecer gente, otros trescientos hombres, y
cuando vieron que el coronel Villalba y los otros capitanes (castellanos) que con él estaban habían
ganado la casa (la colegiata y fortaleza) de Roncesvalles (aquí
adelanta acontecimientos), juntáronse todos con él (con el coronel
Villalba) y vinieron en seguimiento (persecución) de este
confesante y de los que con él venían...
Abandonado por sus propias tropas y
traicionado por quienes se consideraban defensores acérrimos de don Juan.
¡Miseria humana…!
Y ya, más en concreto, en relación a Burgui,
prosigue el mariscal: Y tanto por este inconveniente como por cobrar (recuperar) cierta
gente (tropa) que había enviado a cercar el castillo de Burgui, hubo de
volver al val de Roncal, donde fue atajado. Y vístose atajado de los puertos y
que su gente le iba dejando, tuvo necesidad de tomar asiento con el coronel
Villalba que su persona y de don Antonio y don Pedro fuesen prisioneros del
señor príncipe y que la otra gente (resto del ejército) se fuese sin
daño alguno.
De
nuevo, pues, el castillo de Burgui sufrió cerco durante algunos días. No parece que fueran muchos los atacantes, y,
por tanto, cabe suponer que no se produjeran grandes estragos. El mariscal
volvió a Burgui a recoger estos soldados, con la intención de pasar el puerto
(Pirineo) y llegar a la Baja Navarra. Pero las diezmadas tropas lo abandonaban
y el coronel Villalba le pisaba los talones. Al fin se produjo el choque entre
los dos ejércitos, y el mariscal se vio obligado a capitular. Esto sucedía el 23 de marzo de 1516. Hubo en este
encuentro un centenar de muertos; 800 hombres fueron obligados a entregarse con
sus capitanes, aunque luego fueron liberados... Solamente los jefes quedaron en
manos del enemigo y fueron encerrados en el castillo de Atienza en el reino de
Valencia.
¿Dónde
se llevaría a cabo la rendición del mariscal y sus tropas? Algunos historiadores
creen que en algún lugar de Isaba, posiblemente basados en que don Pedro
confiesa vístose atajado de los puertos Sin embargo F. Idoate señala a Burgui y su
castillo como el lugar de la rendición:
Sobre este mismo terreno (Burgui ) fue batido y preso el
Mariscal de Navarra en la intentona de
este año (1516). Que cada cual se quede con la opinión que crea más convincente. Triste y
desolador fracaso pues, el segundo
intento de reconquista en 1516.
Estos son en definitiva
los principales hechos acaecidos en Burgui y su castillo en 1512 y 1516 a
propósito de la conquista de Navarra. Una buena parte del fracaso del primer
intento se debe en gran medida a la apatía del general La Palice y la
inexperiencia y falta de coraje de don Juan. En el segundo intento, en cambio,
hay que resaltar la valentía y arrojo del mariscal, que, sin embargo, no
encontró respuesta en quien pensaba que lo apoyarían con toda el alma. Y, en
fin, como en todas las guerras, las gentes humildes, a pagar con sus vidas y haciendas el ansia de grandeza de los poderosos.
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